El préstamo hipotecario fijo supone contratar una hipoteca y
pagar un tipo de interés estable. El interés es más alto, pero evita posibles
sorpresas en el caso de subidas a medio/largo plazo. Se toma como referencia el
Euribor al que se suma el interés aplicado por la entidad financiera con la que
se firma.
Lo adecuado es valorar las posibilidades de pago, las necesidades
familiares a largo plazo y la aversión al riesgo de los titulares de los
préstamos. Si todavía no se quiere entrar en una hipoteca fija, una opción es
recurrir a las hipotecas mixtas, que combinan un porcentaje de interés fijo y
otro variable. Nadie puede decir con certeza a 30 años cuál será la referencia
de la hipoteca que pagaremos, pero hasta ahora los tipos de interés han sido
relativamente bajos y sobre todo estables; eso explica que más del 90% de las
hipotecas sean a interés variable.
Extraído del Libro Economía para andar por casa.
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