viernes, 28 de junio de 2019

¿Sería acertado eliminar el salario mínimo?



En principio no parece una buena idea. El salario mínimo es una importante conquista social que tiene más de un siglo de existencia, y se aplica en todo el mundo. Su razón de ser es proteger al trabajador e impedir que sea explotado por el empresario.Fijando una retribución mínima por ley, el Estado impide esa explotación, sobre todo en el caso de los que tienden a cobrar menos, que son los jóvenes y los trabajadores no cualificados. No tiene en principio ninguna lógica privar al trabajador de esa protección. Pero en Economía las cosas no siempre son lo que parecen, de hecho pueden ser mucho más complicadas.
¿Puede el Estado fijar el salario mínimo que él quiera o que le parezca justo? No está claro que pueda. Los salarios tienen que estar más o menos en línea con la productividad del trabajador. Si una empresa paga a sus empleados por encima de su productividad, es muy probable que quiebre; y si le paga muy por debajo, se quedará sin empleados, que se marcharán porque no les será difícil encontrar otro sitio donde les paguen más.
Lo mismo vale para el salario mínimo. Si el Gobierno lo fija por debajo de la productividad, resulta inútil, porque los trabajadores por su cuenta ya cobrarán más que el mínimo; y si lo fija por encima puede estar fomentando el desempleo, porque los empresarios preferirán pagar eses salario mínimo a un trabajador más productivo., con lo cual se estaría perjudicando a los colectivos más débiles que se pretende proteger. Los Estados saben esto, y por eso lo habitual es que fijen el salario mínimo a un nivel reducido.

Extraído del Libro Economía para andar por casa.

miércoles, 12 de junio de 2019

¿Por qué casi todos los grandes almacenes colocan la ropa de hombre en las plantas inferiores y la de la mujer en las superiores?


Aunque la mayoría de los hombres y mujeres les gusta estar bien vestidos en público, se suele decir que la apariencia cuenta más en la construcción de la identidad de la mujer. En cualquier caso, el hecho de que las mujeres gasten en ropa más del doble que los hombres sugiere que aquéllas se toman más en serie que éstos la compra de ropa. En consecuencia, pocas mujeres desistirían de ir hasta la sección de ropa femenina sólo porque tienen que coger un ascensor.
En cambio, cualquier obstáculo, incluso el menor, podría impedir que un hombre fuera hasta la sección de ropa masculina. La mayoría piensan que no necesitan un traje nuevo y, si comprarlo fuese sólo un poco más incómodo, muchos lo dejarían para más tarde.
Otra ventaja de situar la ropa de hombre en la planta baja es que a menudo las mujeres compran ropa a sus maridos. Es muy probable que una mujer que pasa por la sección de hombres coja un par de calcetines o de camisas de vestir para su marido. En cambio, como los hombres no suelen comprar ropa a sus mujeres, los grandes almacenes ganarían poco si invirtiesen la disposición de las secciones. 

Extraído del Libro El Economista Naturalista 

lunes, 3 de junio de 2019

Libro recomendado: El economista camuflado



En este libro se hace análisis económicos sobre situaciones muy familiares. Por ejemplo, en el libro demuestra que un sistema efectivo para reducir el tráfico en una ciudad es tener peajes en las entradas, como en Londres, y no parquímetros, como en Madrid. También revisa el tan comentado tema de que los cafés son caros porque los locales lo son, y le da la vuelta: los locales son caros porque las cafeterías son capaces de vender cafés caros. También toca el tema de la sanidad, contraponiendo el modelo de mercado de EEUU (que es un fracaso) y el modelo gratuito del Reino Unido (que, a pesar de ser mejor que el de EEUU tiene también grandes problemas) y propone un modelo mixto que mejora ambos y que se aplica con éxito en algún país. 
En este libro también se  hace un buen repaso a la economía, como la escasez, la autofijación de precios, la globalización, los países pobres, el crecimiento económico y  gran crecimiento que ha tenido China en poco más de 20 años.

domingo, 2 de junio de 2019

¿Es cierto que sin reformas económicas un país no consigue colocar su deuda?



La gente que presta su dinero tiene que tener alguna garantía de que se lo van a devolver. Si esa garantía no existe, entonces o bien la gente no resta o bien exige a cambio una rentabilidad muy alta. Por eso hay muchas personas dispuestas a invertir sus ahorros en deuda alemana, a pesar de que renta muy poco, y sin embargo al Estado griego casi no le presta nadie y ha de ser rescatado con dinero de los contribuyentes de otros países europeos. Las reformas económicas pueden contribuir a facilitar la colocación de deuda por un doble camino. Por un lado, el saneamiento de la Hacienda Pública garantiza a los inversores que el Estado no va a subir los impuestos para cuadrar sus cuentas, y que con sus ingresos puede hacer frente a sus obligaciones, en primer lugar el pago de la deuda pública. Por otro lado, si las reformas económicas consiguen quitar los obstáculos que frenan el desarrollo económico, la prosperidad estará garantizada y con ella el pago de los compromisos tanto de los ciudadanos y las empresas como de las Administraciones Públicas. Asimismo, si esas reformas incluyen el saneamiento del sector financiero y bancario, entonces las garantías serán aún mayores, porque se despejará la incógnita de si el Estado deberá utilizar dinero de los contribuyentes para rescatar a la banca. En consecuencia, no es casualidad que los gobernantes de todos los países, empezando por España, intenten las reformas en esos tres campos: la Hacienda, la economía y la banca.

Extraído del Libro Economía para andar por casa.