La gente que presta su dinero tiene que tener alguna
garantía de que se lo van a devolver. Si esa garantía no existe, entonces o
bien la gente no resta o bien exige a cambio una rentabilidad muy alta. Por eso
hay muchas personas dispuestas a invertir sus ahorros en deuda alemana, a pesar
de que renta muy poco, y sin embargo al Estado griego casi no le presta nadie y
ha de ser rescatado con dinero de los contribuyentes de otros países europeos.
Las reformas económicas pueden contribuir a facilitar la colocación de deuda
por un doble camino. Por un lado, el saneamiento de la Hacienda Pública
garantiza a los inversores que el Estado no va a subir los impuestos para
cuadrar sus cuentas, y que con sus ingresos puede hacer frente a sus
obligaciones, en primer lugar el pago de la deuda pública. Por otro lado, si
las reformas económicas consiguen quitar los obstáculos que frenan el
desarrollo económico, la prosperidad estará garantizada y con ella el pago de
los compromisos tanto de los ciudadanos y las empresas como de las
Administraciones Públicas. Asimismo, si esas reformas incluyen el saneamiento
del sector financiero y bancario, entonces las garantías serán aún mayores,
porque se despejará la incógnita de si el Estado deberá utilizar dinero de los
contribuyentes para rescatar a la banca. En consecuencia, no es casualidad que
los gobernantes de todos los países, empezando por España, intenten las
reformas en esos tres campos: la Hacienda, la economía y la banca.
Extraído del Libro Economía para andar por casa.
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