Es el principal tributo que llena las arcas de los
ayuntamientos, hace un tiempo se le conocía como contribución. Se articula
sobre la propiedad de un bien inmueble, ya sea una casa, una finca, un solar,
una nave, un local u oficina. Se calcula en función del valor catastral
asignado a ese bien. Los municipios suelen cobrarlo todos los años aunque
últimamente intentan que los contribuyentes domicilien el pago en sus bancos
para poder ingresarlo todos los meses y así , con el argumento de la comodidad,
ingresar el dinero antes. Cada ayuntamiento establece el IBI que considera
conveniente. Otros municipios sumaron el coste de los servicios de basura al
IBI y años después lo volvieron a desgajar sin rebajar la cuantía del tributo,
como por ejemplo hizo Madrid, lo que supone un aumento de la presión fiscal
municipal.
Extraído del Libro Economía para andar por casa.
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