Si uno es un pequeño inversor no conviene comprar acciones
con créditos. Es cierto que ha habido inversores que han ganado mucho dinero
con este sistema, pero son gente experimentada, en general con grandes fortunas
o empresas detrás. La bolsa es imprevisible y puede ocurrir que cegados por el
brillo del dinero terminemos sin ganancias pero con un préstamo al que hacer
frente. Pero este es un país libre y cada uno debe decidir lo que quiere hacer.
Eso si, con la actual restricción del crédito esta fórmula es todavía más
complicada. Hay que diversificar. Invertir solo en uno o dos valores incrementa
el riesgo. Cuidado con las empresas o los sectores de moda que están en el
escaparate. En la bolsa pueden dar lugar a burbujas, a grandes subidas de las
cotizaciones que no tienen fundamento real y que estallan sin previo aviso. Es
lo que ocurrió con la llamada burbuja tecnológica a principios de siglo. Se
dispararon las compras de acciones relacionadas con Internet y no todas las
empresas sobrevivieron. Han vuelto a ocurrir con las inmobiliarias y con las
empresas de energía renovable, aunque en menor medida. A la hora de invertir en
acciones de una empresa determinada lo más conveniente es estudiar su negocio,
cómo van sus ventas, cuánto dinero ha ganado, cómo evoluciona el sector al que
pertenece, sus controles de gasto, sus proyectos y su deuda, su política de
reparto de beneficios, el dividendo y su grado de liquidez en el mercado, entre
otra infinidad de cosas. Por último, insistimos, a la hora de invertir en bolsa
hay que establecer un límite de pérdida a partir del cual se vende el título de
forma automática para no acumular más descensos. Y, por supuesto, no invertir
en algo de lo que no se entienda, tener cuidado con los rumores y no pensar que
en la bolsa siempre se gana.
Extraído del Libro Economía para andar por casa.
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