Las bolsas son antiquísimas, y sus orígenes se remontan a
Grecia y Roma. Las más cercanas a las actuales nacieron en la Edad Media cuando
se van extendiendo los pagarés y las letras de cambio. Se dice que su nombre
proviene del Mesón Van der Bürse donde ser reunían comerciantes en Brujas
(Bélgica). La primera bolsa, en sentido moderno, la de Amberes, fue creada en
1460. En España, las lonjas fueron el precedente de las bolsas. La primera
bolsa en nuestro país fue la de Madrid, creada en 1831. En la Ley que dio
origen a la Bolsa de Madrid se definía la misma como un lugar de reunión para
comerciantes donde se realizan las operaciones de contratación de activos
inmobiliarios. De forma práctica, se crea una empresa, se inscribe en un
registro de comercio, hacen la escritura, etc. Estas empresas privadas poseen
acciones que representan la propiedad de las empresa. Si Javier Pérez y María
García fundan una empresa, son los dueños y se reparten el 50% de las acciones
cada uno. Su empresa privada, por necesidad de adquirir dinero, ofreciendo su
gestión, sus beneficios, puede acudir a la bolsa de valores y vender acciones
que cualquiera puede comprar y tener, así , parte de la propiedad y de la
capacidad de decisión en dicha empresa. La bolsa, pues, es una organización
privada que facilita las negociaciones de compra y venta de valores de las
empresas allí presentes. Valores como acciones de sociedades o compañías
anónimas, bonos públicos y privados, certificados, títulos de participación y
una amplia variedad de instrumentos de inversión. Las acciones fluctúan
dependiendo de la oferta y demanda. Si se prevé que el Banco Santander ganará
más dinero, habrá demanda de sus valores, y estos subirán de precio. Si por el
contrario se teme una reducción de beneficios o pérdidas, las acciones se
venderán, y su cotización caerá. Hay una máxima que afirma que la bolsa se
anticipa a los ciclos económicos. Si cae es porque considera que vienen malos
tiempos. Si sube es porque las perspectivas son optimistas y se apuesta por el
crecimiento económico. Pero , ojo; las apuestas se pueden perder!.
Extraído del Libro Economía para andar por casa.
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