Los expertos dividen a los inversores en agresivos o
prudentes. Cada uno debe conocerse y elegir qué quiere ser. Los inversores más
agresivos querrán rentabilidades más elevadas y, por tanto, deberán afrontar
más riesgos. La cuestión es establecer el límite de riesgo que estamos
dispuestos a asumir. Además , para un inversor cuyo mayor ingreso es su
salario, antes de invertir debe tener cubiertos sus gastos habituales, letra
del piso, del coche, alimentación, etc. Hay que separar el dinero que
necesitamos para nuestra vida, para el día a día, del dinero que vamos a
invertir. No podemos entrar en un depósito a plazo fijo y después intentar
recuperar el dinero antes del fin del período. Habrá costes. Tampoco es buena
cosa comprar acciones y de repente, en mitad de una caída del mercado, en el
momento más inoportuno, vernos en la necesidad de vender perdiendo rentabilidad
o incluso parte del capital inicial porque nos llega el recibo del seguro del
automóvil. Por eso, antes de invertir debemos hacer un cálculo de nuestras
necesidades y de lo que buscamos. Los analistas de inversión lo llaman plan
financiero. Otra cosa fundamental es tener paciencia, los nervios nunca son
buenos consejeros. Y si uno no quiere pasarse la vida delante de una pantalla
de ordenador viendo ´como suben y bajan los precios de las acciones o cómo
evoluciona la prima de riesgo de la deuda pública lo mejor es dejar la inversión
en manos de expertos o participar en fondos de inversión.
Extraído del Libro Economía para andar por casa.
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