El temor de la gente a que los países no devuelvan su deuda
se refleja en la llamada prima de riesgo. Hemos visto que si los países no
pagan o pagan mal, entonces su crédito se encarecerá, es decir, los ciudadanos
pedirán un interés mayor a un país menos fiable que a uno más fiable. Esa
diferencia entre los intereses es la prima de riesgo, que mide precisamente
eso: el riesgo que según los prestamistas existe de que su dinero no sea
devuelto por un Estado determinado en las condiciones pactadas, comparado con
el menor riesgo que presenta el Estado más fiable. Así , en Europa las primas
de riesgo se miden comparando los títulos públicos de cada país a 10 años con
el bono alemán a 10 años, porque se supone que Alemania es el país más fiable
de la zona, y su riesgo de impago es bajísimo o, incluso, nulo. Si el bono
alemán paga un 1% y el español un 4,5% entonces la prima de riesgo es la
diferencia entre ambas rentabilidades: 3,5 puntos porcentuales o 350 puntos
básicos, que es como se suele hablar, multiplicando los puntos porcentuales por
100. La prima es una mezcla de datos y expectativas; de ahí que influyan en
ella las perspectivas de crecimiento de un país y la situación de la Hacienda
Pública, muy dependiente del crecimiento económico. En el caso de Europa, esa
prima es importante porque antes había un indicador de la situación relativa de
cada país, que era el tipo de cambio; por eso todo el mundo se fijaba en la
cotización de cada divisa con respecto al marco alemán, que era la moneda más
estable. Con el euro todos tenemos en la eurozona la misma moneda, por lo tanto
la señal de los tipos de cambio ha desaparecido para los países de la zona; la prima
de riesgo es ahora la única señal que condensa las opiniones sobre la solidez
de cada economía, sus posibilidades de crecer y de pagar la deuda.
Extraído del Libro Economía para andar por casa.
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